segunda-feira, agosto 22, 2011

Salada de folhas renascidas

"AHORA me dejen tranquilo.
Ahora se acostumbren sin mí.
Yo voy a cerrar los ojos
Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raices preferidas.
Una es el amor sin fin.
Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.
Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.
En cuarto lugar el verano
redondo como una sandía.
La quinta cosa son tus ojos,
Amor mío, bienamado,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.
Amigos, eso es cuanto quiero.
Es casi nada y casi todo.
Ahora si quieren se vayan.
He vivido tanto que un día
tendrán que olvidarme por fuerza,
borrándome de la pizarra:
mi corazón fue interminable.
Pero porque pido silencio
no crean que voy a morirme:
me pasa todo lo contrario:
sucede que voy a vivirme.
Sucede que soy y que sigo.
No será, pues, sino que adentro
de mí crecerán cereales,
primero los granos que rompen
la tierra para ver la luz,
pero la madre tierra es oscura:
y dentro de mí soy oscuro:
soy como un pozo en cuyas aguas
la noche deja sus estrellas
y sigue sola por el campo.
Se trata de que tanto he vivido
que quiero vivir otro tanto.
Nunca me sentí tan sonoro,
nunca he tenido tantos besos.
Ahora, como siempre, es temprano.
Vuela la luz con sus abejas.
Déjenme solo con el día.
Pido permiso para nacer."
de Pablo Neruda

quarta-feira, agosto 10, 2011

Gelado de morango e baunilha


O calor aperta e torna-se urgente tornar mais refrescantes as refeições. Pela cozinha mantém-se a velha máxima da simplicidade dos sabores e opta-se por deixar entrar no menu uma sobremesa nova: taça de gelado, com mistura de morango e baunilha.

A taça é, inevitavelmente, transparente. Ambas as bolas de gelado assim o preferem. Deixam-se derreter entre colheradas, misturando os seus sabores. Não há pedaços de amêndoa ralada escondidos pelo meio, nem muito menos toppings densos. São apenas o morango e a baunilha. Diferentes nas suas confecções, mas ambos doces e frescos. Com vontade de se deixarem saborear.

E, no verão, isto sabe muito bem.

quarta-feira, agosto 03, 2011

Comida congelada

As prateleiras do frigorífico nunca estão iguais. Há sempre novas embalagens por abrir, vegetais frescos acabados de colher, garrafas meio cheias ou meio vazias. Mas, lá no fundo do congelador, permanecem as eternas caixas de comida que nunca chegou a ser cozinhada. Ou porque não sabia o que fazer com ela, ou porque preferi guardá-la para uma ocasião especial. Mas o tempo passa, sem qualquer gesto piedade nos ponteiros do relógio.

Abro a gaveta e olho para ela. Vejo que o seu prazo de validade foi ultrapassado há muito. Não que não o soubesse: mas preferia não ver os números pequeninos escondidos por baixo do gelo. Às vezes, este é o problema.